Egresado destaca importancia del voluntariado para lograr metas

Hacer un internado en un bufete mientras estudió en la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico, le abrió puertas a Julián Díaz, quien al día de hoy ha logrado una excelente trayectoria profesional en los pocos años que lleva desempeñándose en la práctica legal desde que se graduó en el año 2010. Inicialmente fue con la profesora de la Escuela, Carla Ferrari que Julián descubrió la combinación entre el arte y el derecho. Esta experiencia fue la chispa para encender el deseo de estudiar en la Escuela y gracias a ese “matrimonio entre el derecho y el arte”, se enamoró de la idea de ser abogado.

Lcdo. Julián Díaz

“Yo me metí en todos los pro bonos que a mí me gustaban, yo era Tito pro bono, a mí me encantaba” dijo Julián en una entrevista realizada en la Escuela a donde acudió para participar en un conversatorio sobre “La abogacía para las organizaciones sin fines de lucro”. Participar de forma voluntaria, sin créditos y dedicando 40 horas de servicio al año en varios de los programas Pro Bono que ofrece la Escuela de Derecho fue una oportunidad de obtener los conocimientos y la empatía que distinguen al licenciado Díaz. Las experiencias obtenidas mientras estudiaba Derecho le desarrollaron la sensibilidad hacia las personas que necesitan ayuda legal, que luego aplicaría como profesional en el ambiente laboral.

 “Definitivamente haber podido tener la oportunidad de, por ejemplo,  trabajar en el  caño Martín Peña, hacer escrituras notariales para sus propiedades y derecho superficie,  dar asistencia de derechos sexuales y reproductivos a personas, me dio como una sensibilidad que de momento, cuando la tarea que estaba haciendo chocaba con mis valores ahí yo pude hacer un punto medio y llegar al Julián Díaz Morales que es hacer un balance entre la conciencia de derecho social y acceso a la justicia, que la tengo muy presente gracias a la Escuela de Derecho, y los intereses y las necesidades de un cliente que no le interesa el acceso a la justicia.”

El programa Pro Bono le dio la oportunidad de colaborar en un ambiente acorde con lo que estaba estudiando y aceptar las oportunidades y propuestas que se le presentaban, lo que fue de gran ayuda para el licenciado Díaz, para lograr que su integración al campo laboral fuera más agradable y menos estresante.

Durante la entrevista dijo que en “en estos seis años he aprendido que es bien importante conocer el privilegio del fracaso” y exhortó a los futuros abogados y abogadas a “no rendirse ante un cliente, clase o trabajo, de tener en cuenta que cuando más abajo estén la única alternativa que tienen es ir hacia arriba y sobre todo creer en sí mismo”. El Lcdo. Díaz terminó con la frase: “Dont fear failure”.

El Lcdo. Díaz es administrador del Fideicomiso para Ciencias, Tecnología e Investigación de Puerto Rico, entidad que fue fundada en 2004 bajo la ley 214, para estimular la innovación, comercialización de tecnología y creación de empleos para industrias de alta tecnología en Puerto Rico. El Fideicomiso tiene la encomienda de desarrollar, retener y atraer a Puerto Rico, investigadores y científicos de clase mundial, encontrar formas innovadoras para satisfacer las necesidades de capital de los Start-ups de empresas de tecnología de Puerto Rico, y apoyar a las universidades locales a acelerar el desarrollo y la comercialización de nueva tecnología, entre otros.

Actualmente, el Fideicomiso trabaja en varios proyectos, uno de ellos es el programa de Start-ups llamado “Pararell18”, en colaboración con el Departamento de Desarrollo Económico y Comercio y la Compañía de Fomento Industrial de Puerto Rico. Este programa busca convertir a Puerto Rico en un centro de innovación y emprendimiento. Otro proyecto es el desarrollo de la Oficina de Transferencia y Tecnología, creada por ley para apoyar a las universidades públicas y privadas, a desarrollar y comercializar sus inventos y nuevos productos patentizados.

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