
Por: NRB No había evidencia directa sólo evidencia circunstancial de eso que llamas amor. Decía Manuel, que le dijo Roberto, que tú le confesaste, que tu corazón tenía dueña y que era yo la poseedora de tal honor. Honor que relego a pura prueba de referencia; no la admito ni le adjudico credibilidad. Te llamo