Artículo
Por: Francisco Reyes Valdés*
Introducción
Uno de los muchos retos que enfrenta Puerto Rico es el manejo y la disposición de los desperdicios sólidos.[1] Desde hace años, múltiples organizaciones no gubernamentales y grupos ecológicos han propagado la necesidad de modificar nuestros hábitos de consumo y la deposición de residuos sólidos de una manera más consciente con el ambiente.[2] Hoy día esto es una realidad reconocida tanto por las agencias gubernamentales como por la mayoría de la sociedad.
No obstante, las agencias estatales no han sido proactivas en implementar programas de clasificación de los desperdicios sólidos para su posterior reciclaje, compostaje o reúso. Con la pandemia del COVID-19, se vieron detenidos muchos esfuerzos de reciclaje, lo que ha agravado el problema.[3] A esta crisis se le suma el impacto que han recibido los rellenos sanitarios, o vertederos, producto de diversas amenazas naturales que aumentan de manera abrupta la cantidad de los desperdicios sólidos en las comunidades.
En este escrito evaluaremos el impacto de los desastres naturales en los vertederos en la Isla, que ya enfrentaban retos antes de que ocurrieran estos fenómenos. El análisis está auxiliado por estudios y planes realizados por agencias federales y estatales, así como organismos internacionales, literatura académica, reportajes de la prensa y la discusión de legislación aprobada en la Isla para atender este particular.
De igual forma, es necesario analizar el estado de derecho vigente sobre el manejo y la disposición de los desperdicios. Cabe mencionar que, a través de los años, el Gobierno estatal ha aprobado varias piezas legislativas que buscan atender el problema de los desperdicios sólidos. Sin embargo, problemáticas como la falta de presupuesto o la ausencia de una industria dedicada al reciclaje en Puerto Rico han impedido que se implemente efectivamente política pública que busque aumentar el reciclaje para no depender totalmente de los vertederos.
Debemos señalar que, además de los esfuerzos del Gobierno para manejar el problema de los desperdicios sólidos, existen varias organizaciones no gubernamentales como Basura Cero, CAMBIO, Tais, entre muchas otras, que apoyan una propuesta mundialmente conocida como Generación Circular.[4] Como parte de nuestro análisis, abundaremos sobre los postulados de este movimiento ambientalista y cómo esta filosofía del manejo de residuos sólidos puede ser de gran ayuda para mejorar el manejo de escombros producto de una amenaza natural.
Tanto la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (“E.P.A.”, por sus siglas en inglés) como la Organización Panamericana de la Salud (“P.A.H.O.”, por sus siglas en inglés) elaboraron planes para la gestión y el manejo de residuos sólidos en situaciones de desastre.[5] Parte de este escrito comprende el análisis de ambos planes para identificar las mejores prácticas en el manejo de residuos sólidos resultantes de un desastre natural. Además, basándonos en la experiencia de Puerto Rico, queremos determinar si estas prácticas se han implementado en la Isla por las agencias gubernamentales.
Finalmente, el objetivo de este escrito es brindar al lector una idea clara del impacto que tuvo el mal manejo de los residuos sólidos luego de varios desastres naturales. Es imperativo que el marco legal existente que atiende este tipo de problema ambiental se comience a percibir como una herramienta y no como una camisa de fuerza que limita las posibles soluciones que existen para la disposición de los desperdicios sólidos. Esto último debe resultar en una mejor calidad de vida para la población y, sin duda, en la protección de los recursos naturales que actualmente se encuentran bajo amenaza por el ser humano.
La definición que proponen los colaboradores del colectivo Generación Circular sobre los residuos reza de la siguiente manera: “[s]on aquellos materiales descartados por una persona luego de que esta juzgue que han concluido su vida útil. A pesar de este juicio, muchos residuos pueden contribuir a un proceso productivo o tener valor para otras personas cuando son manejados adecuadamente”.[6] Por su parte, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (en adelante, “DRNA”) define residuos sólidos como: “[l]a fracción de los materiales de desecho que se producen tras la fabricación, transformación o utilización de bienes de consumo, que no se presentan en estado líquido o gaseoso”.[7] Partiendo de esas definiciones podemos ver diferencias claras sobre cómo se conciben los desperdicios. Sin embargo, luego de una amenaza natural, además de los residuos ordinarios, se añaden los escombros, que generalmente se tratan de los flujos de los materiales y desperdicios resultantes de un desastre natural.
En una sociedad capitalista como la nuestra, donde el consumo es el pilar de la economía, es inusual el reúso de los materiales o las mercancías. Estamos generando continuamente materia que va al zafacón, aun cuando su vida útil puede extenderse por más tiempo. Esto, sumado al mal manejo de los desperdicios sólidos y las limitadas tasas de reciclaje, ha provocado problemas de salud alrededor de todo el mundo.[8] Incluso, Puerto Rico, en su condición de archipiélago, enfrenta un reto mayor dado la falta de terrenos para disponer de estos desperdicios sólidos, comúnmente enterrados en rellenos sanitarios o depositados en vertederos al aire libre.[9]
En este artículo nos vamos a concentrar en los desperdicios sólidos no peligrosos, que se subdividen en varios materiales –en su mayoría reciclables o compostables. De ordinario, el punto de generación de estos materiales son los hogares, los comercios, los hospitales y las escuelas.[10] Luego del paso de un fenómeno natural, los puntos de origen aumentan considerablemente como producto de los refugios, el material vegetativo en las calles y las demoliciones.[11] Lamentablemente, los escombros terminan en los rellenos sanitarios de la Isla, por lo que va disminuyendo su capacidad de albergar luego de cada embate de la naturaleza.
Por ejemplo, luego del paso de los huracanes Irma y María en el 2017, se estima que los vertederos en la Isla perdieron un año de vida útil.[12] Esto provoca que a los vertederos de Puerto Rico se les estime de dos a cuatro años de operación para rebasar su capacidad.[13] Según la E.P.A., aproximadamente 2.5 millones de toneladas de escombros fueron generadas por los huracanes del 2017 en Puerto Rico.[14] Esto nos coloca en una situación muy delicada, ya que podría desembocar una crisis en el manejo de los residuos sólidos si, ante el aumento de las amenazas naturales, no se toman medidas a tiempo.
A. Material vegetativo u orgánico
Según el estudio realizado en el 2003 por la Autoridad de Desperdicios Sólidos, se proyectaba que, al 2019, los residuos orgánicos compondrían el 34.1%, siendo estos la mayor parte de los residuos producidos, lo que representa un aproximado de 1,030,890 toneladas cortas.[15] Cabe mencionar, que en la actualidad no se han realizado estudios para verificar si se alcanzaron dichas proyecciones. Son considerados recursos orgánicos cualquier material biodegradable que provenga de plantas o animales.[16] Estos materiales se descomponen sin oxígeno cuando son depositados en vertederos o sistemas de relleno sanitario. Esta descomposición produce gas metano,[17] lo que contribuye al calentamiento global. Una posible solución para minimizar el impacto de estos materiales es que las maderas que se encuentren en buen estado sean utilizadas por artesanos, aserraderos y ebanistas.
B. Escombros de construcción y demolición
Esta categoría representa el 16% del total de los desperdicios en Puerto Rico, lo que excede aproximadamente 483,700 toneladas anuales.[18] Se compone de los excedentes de las construcciones y renovaciones, al igual que los materiales resultantes de las demoliciones de estructuras, como el hormigón, la chatarra, la madera, el plástico y el vidrio.[19] Sin embargo, también puede incluir materiales sin utilizar que, una vez terminada una obra de construcción, son descartados en buen estado por el simple hecho de que ha finalizado la obra.[20] Esto incluye, pero no se limita, a los sacos de cemento, el gypsum, la arena, la grava, la pintura o las varillas.[21] El impacto de estos residuos en los vertederos es considerable, ya que ocupan mucho espacio y reducen la capacidad de estos. En muchas ocasiones son descartados en vertederos clandestinos.[22] Esto último representa serios riesgos a la salud por los químicos y contaminantes que por las escorrentías entran en contacto con el suelo y los cuerpos de agua.[23]
C. Residuos electrónicos y electrodomésticos
Sin duda, esta categoría representa uno de los retos más grandes de la disposición, ya que los equipos electrónicos se componen de una diversidad de materiales que dificulta el reciclaje del artículo en su totalidad.[24] Para atender esta problemática se aprobó la Ley Núm. 18-2012, mejor conocida como Ley para fomentar el reciclaje y la disposición de equipos electrónicos de Puerto Rico.[25] El fin de esta legislación es el desarrollo de política pública dirigida al “manejo seguro y ambientalmente sostenible de los equipos y componentes electrónicos . . .”.[26] Luego de considerar estos datos, debemos adentrarnos en un análisis sobre el derecho vigente que regula la disposición de los desperdicios sólidos en la Isla y su efectividad en atajar los problemas que enfrentamos. En la próxima sección comenzaremos con un recuento histórico sobre las primeras legislaciones que atendían este tema hasta la legislación vigente.
II. Marco legal sobre la disposición de los desperdicios sólidos en Puerto Rico
A fin de posicionarnos en nuestro contexto histórico, debemos tomar como punto de partida la Ley Núm. 70 del 23 de junio de 1978, que crea la Autoridad de Desperdicios Sólidos en Puerto Rico.[27] Esta agencia se convierte en la encargada de crear la política pública sobre el manejo y la disposición de los desperdicios sólidos en la Isla.[28] No obstante, esta Ley fue derogada por la Ley Núm. 171-2018, que buscaba la reorganización de varias agencias gubernamentales para disminuir el gasto público y mejorar sus funciones.[29]
Por su parte, el DRNA fue creado por virtud de la Ley Núm. 23 del 20 de junio de 1972.[30] Su función es implantar la fase operacional de la política pública del Estado Libre Asociado de Puerto Rico,[31] establecida en la sección 19 del Art. VI de la Constitución de Puerto Rico, que establece:
Será política pública del Estado Libre Asociado la más eficaz conservación de sus recursos naturales, así como el mayor desarrollo y aprovechamiento de los mismos para el beneficio general de la comunidad; la conservación y mantenimiento de los edificios y lugares que sean declarados de valor histórico o artístico por la Asamblea Legislativa; reglamentar las instituciones penales para que sirvan a sus propósitos en forma efectiva y propender, dentro de los recursos disponibles, al tratamiento adecuado de los delincuentes para hacer posible su rehabilitación moral y social. [32]
También debemos mencionar otra entidad conocida como la Junta de Calidad Ambiental (en adelante, “JCA”), creada por virtud de la Ley Núm. 416-2004, que junto al DRNA tiene la facultad de la planificación y el desarrollo de la política pública en torno al problema de los desperdicios sólidos en Puerto Rico.[33] La JCA tiene la facultad para fijar sitios y métodos para la disposición de los desperdicios, así como el manejo, el transporte y la disposición de los desperdicios sólidos peligrosos.[34] Sin embargo, bajo el Artículo 52 de la mencionada ley, se tiene que delegar el manejo de los desperdicios sólidos al DRNA.[35]
Cada administración, según entendía cuál era la mejor manera de ejecutar su política pública sobre el manejo de los desperdicios sólidos, llevó a cabo diversas reorganizaciones dentro de las agencias, pero nunca rindieron los frutos esperados. Por eso, luego de analizar el historial de los estatutos legales que facultan a una y otra agencia para manejar los desperdicios sólidos, podemos concluir que son los municipios quienes se encargan de manejarlos. Además, existen consorcios entre las municipalidades para la recolección, transporte y la disposición de los desperdicios en rellenos sanitarios regionales. Esto fue posible mediante la Ley de municipios autónomos de 1991, donde el Gobierno central puso en manos de los municipios el recogido y la disposición de los residuos residenciales y comerciales.[36]
Algunas de las desventajas es que cada municipio puede tener su propia política pública, lo que puede dificultar lograr objetivos a nivel nacional. No obstante, todos los programas de gestión de residuos y reciclaje son supervisados por las agencias estatales y federales competentes para asegurar el cumplimiento de las leyes y reglamentos aplicables.[37]
Como mencionamos más adelante, hay municipios que alcanzaron un porcentaje alto de reciclaje que luego redujo drásticamente. Por ejemplo, Comerío alcanzó hasta un 60% en sus niveles de reciclaje, y luego se redujo significativamente a un 10%.[38] Esto, a pesar de que la Ley para la reducción y el reciclaje de desperdicios sólidos en Puerto Rico exige que se recicle al menos el 35% de sus desperdicios, lo que supone un incumplimiento desde hace décadas.[39] Por otra parte, esta autonomía en el manejo de los residuos les permite a los municipios ajustar los programas de recogido a las necesidades de sus comunidades. Actualmente, algunos municipios cuentan con empresas municipales encargadas del recogido, y otros han optado por contratar empresas privadas para dichas tareas.
III. Situación actual de los vertederos en Puerto Rico
Luego de analizar el marco legal que regula el manejo y la disposición de los residuos en Puerto Rico, estamos en posición para evaluar la situación actual de los vertederos. En la exposición de motivos de la Ley para la reducción y el reciclaje de desperdicios sólidos en Puerto Rico podemos ver que el Gobierno reconocía la crisis que enfrentaba el manejo y la disposición de los desperdicios sólidos, pues se citaba un estudio del DRNA donde se plasmaba la realidad de los vertederos en esa época.[40] El legislador comparte algunos datos del mencionado informe, donde se establece que, ya para el 1992, de los 62 rellenos sanitarios, el 69% (43) operaban de forma deficiente y el 27% (17) eran candidatos potenciales a cierre por el peligro que representaban para el ambiente y la salud de la población.[41]
Por su parte, en el 2016 la E.P.A. le expuso a una comisión del Congreso de los Estados Unidos que el 70% de los veintinueve vertederos de Puerto Rico violaban los estándares ambientales, y que la mayoría de ellos estaban operando a sobrecapacidad.[42] Después de las evaluaciones que comenzaron en el 2002, la E.P.A. ordenó el cierre de doce vertederos que representaban un riesgo grave para la salud pública.[43] Sin embargo, en diciembre de 2016, la E.P.A. comunicó que solo el vertedero de Aguadilla había cerrado completamente.[44]
Con el pasar del tiempo y luego de múltiples medidas legislativas que buscaban atender el problema del manejo de los residuos, lejos de resolverse, este problema se agravó. En este sentido se ha expresado la directora de la División de Protección Ambiental del Caribe de la E.P.A., Carmen Guerrero.[45] La experta ambiental describe la situación en Puerto Rico como un asunto de urgencia y máxima prioridad.[46] Actualmente en la Isla, según datos de la Junta de Planificación, se generan 5.56 libras de basura por persona al día, lo que supera jurisdicciones más extensas y pobladas de Estados Unidos, como Florida (5.35 libras), California (4.31 libras) y Nueva York (4.1 libras).[47]
En la actualidad, esa realidad es aún más alarmante. La situación se ha ido agravando durante la pandemia del COVID-19, ya que los programas de reciclaje se han visto detenidos como consecuencia de la crisis en la cadena de suministros. Así lo ha reseñado la prensa recientemente, ya que enfrentamos una crisis en el manejo de materiales reciclables.[48] Según datos del DRNA compartidos con la prensa, sobre catorce municipios han detenido o reducido los programas de recogido de materiales reciclables, lo que pone una carga mayor en los vertederos del país.[49] En algunos pueblos como en Comerío, se había alcanzado una tasa de reciclaje de un 60% tras diecinueve años de estar implementado el programa de reciclaje.[50]
No obstante, ante la paralización de las operaciones por motivo de las restricciones tras la pandemia del COVID-19 y las reducciones en los presupuestos municipales, tanto Comerío como otros pueblos han tenido que reducir la nómina de los empleados destinados a estos esfuerzos.[51] Otros pueblos, como Jayuya, han limitado el programa de reciclaje a materiales como el papel y el cartón.[52]
Una infografía preparada en el 2021 por la E.P.A. en conjunto con la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (“F.E.M.A.”, por sus siglas en inglés), aporta datos valiosos sobre la situación actual de los vertederos y el manejo de los desperdicios sólidos en la Isla.[53] Se desprende de esta infografía que en Puerto Rico hay al menos veintinueve vertederos y rellenos sanitarios abiertos y operando. De esos veintinueve, se considera que doce operan bajo órdenes de cierre o cumplimiento emitidas por el Gobierno federal. Además, dieciocho de ellos están en contacto directo con el suelo y otros recursos naturales.[54] Esto se debe a que no cuentan los revestimientos sintéticos o liners para evitar la percolación de lixiviados al subsuelo y los acuíferos.[55]
Llama nuestra atención el vertedero de Arecibo, el cual impacta negativamente la vida de cientos de familias por las problemáticas antes mencionadas. Específicamente, las comunidades de Garrochales, Factor 2 y Cercadillo han luchado por el cierre de este vertedero debido al impacto que tiene en sus comunidades.[56] Durante años, han sido documentadas las violaciones ambientales por parte del Municipio en el vertedero que operan.[57] En el 2015, la E.P.A. y el Municipio de Arecibo firmaron un Consent Decree en el Tribunal Federal para el Distrito de Puerto Rico, con la intención de poner fin a las violaciones ambientales.[58]
De igual forma sucede en Toa Alta, donde pesa una orden de cierre sobre el vertedero municipal dada la disposición de residuos de manera irregular. A pesar de esto, la comunidad teme que el municipio, por la falta de fondos, busque expandir las áreas de dicho vertedero para continuar recibiendo residuos sólidos. Todo lo anterior ocurre en detrimento de las familias que residen alrededor de este vertedero, quienes por años han reclamado su cierre debido al impacto negativo en su calidad de vida.[59]
En el 2003, la Autoridad de Desperdicios Sólidos categorizó la composición de los residuos sólidos que llegaban a los vertederos de la Isla.[60] Dicho estudio arrojó que el material vegetativo era la porción predominante de los desperdicios que llegaban a los rellenos sanitarios, con un 22%, seguido por escombros de construcción y demolición, con un 17%, y, en tercer lugar, se encuentra el material orgánico, con un 13%.[61] Nótese que el primer y segundo lugar son ocupados por materiales biodegradables y/0 compostables, lo que aliviaría la carga de los rellenos sanitarios y alargarían su vida útil.[62] En las categorías con 10% cada uno se encuentran los metales, papel y plásticos, que en su mayoría son susceptibles de ser reciclados.[63] Actualmente, el DRNA se encuentra planificando un nuevo estudio de caracterización de los desperdicios, y otro sobre su flujo hacia los vertederos.[64]
IV. Impacto de los desastres naturales en la capacidad de los vertederos
Ahora, con un panorama claro sobre el estado crítico en el que se encuentran los vertederos en nuestro país, debemos pasar a considerar cómo los desastres naturales han afectado a su maltrecho estado. P.A.H.O. define un desastre natural como: “[L}a ocurrencia de un fenómeno natural en un espacio y tiempo limitado que causa trastornos en los patrones normales de vida y ocasiona pérdidas humanas, materiales y económicas”.[65] Sobre todo, ocasiona daños ambientales, ya que es un evento ecológico que requiere intervención externa para atender sus efectos.[66]
Cabe señalar que el éxito en la respuesta a un desastre natural consiste en la inmediatez que se responda a las necesidades presentes, lo cual permitirá minimizar el impacto ambiental y a la salud de la población afectada.
Luego del paso de los huracanes Irma y María en Puerto Rico, entre septiembre de 2017 y junio de 2018 los sistemas de relleno sanitario recibieron aproximadamente 2,660,000 toneladas de escombros, particularmente de construcción.[67] Por lo tanto, de continuar este patrón, otro desastre natural representaría la pérdida de otro año de capacidad, lo que dejaría a la Isla en una posición muy delicada.
Por la ubicación geográfica de Puerto Rico en el Caribe, estamos expuestos durante toda la temporada de huracanes al embate de estos fenómenos que han aumentado su intensidad y frecuencia por el cambio climático.[68] Por lo tanto, prepararse ante estos fenómenos se hace imperativo, pero más aún, concebir un plan que atienda el manejo de los desperdicios sólidos ante la interrupción de las comunicaciones o las vías públicas. Como consecuencia de un evento atmosférico, cómo lo es un huracán o una tormenta, se producen una serie de escombros que, de ordinario, no están presentes en cantidades tan elevadas durante un periodo tan corto. Se estima que durante el paso del Huracán María se produjeron más de once millones de yardas cúbicas de los desperdicios y escombros.[69]
Es posible que, ante el reciente impacto del Huracán Fiona en Puerto Rico, se pudiera repetir un escenario similar, si recaemos en los errores del pasado. Por esto, urge implementar planes de segregación de los desperdicios sólidos en los centros municipales de acopio. Esto facilitará el provecho del material vegetativo para usos agrícolas, y evitará que estos lleguen a los vertederos. De igual forma, se pueden rescatar materiales que pueden ser reciclados, como el metal. Así lo ha reconocido María Victoria Rodríguez, gerente interina del Área de Contaminación de Terrenos del DRNA; esta, a su vez, ha exhortado a los municipios a implementar estos planes para evitar un impacto mayor en la capacidad de los vertederos.[70]
En fin, la cantidad de agua traída por este fenómeno y las inundaciones, han producido grandes cantidades de escombros en varios municipios.[71] Durante los próximos esfuerzos de limpieza y recuperación luego del paso del Huracán Fiona, es necesario que las agencias pertinentes tengan estas realidades presentes.
Como parte de un plan integral para el manejo de escombros luego de un terremoto, se deben evaluar las áreas afectadas y estimar la cantidad de toneladas que se van a remover. Actualmente, existen varios métodos que permiten calcular la generación de escombros basado en el nivel de desarrollo urbano.[72] Esto va a permitir una respuesta rápida a la hora de limpiar las calles para agilizar operaciones de búsqueda y rescate.[73]
Por ejemplo, en zonas con elevado desarrollo urbano se estima una generación de una a dos toneladas por metro cuadrado construido, con un promedio de 1.5 toneladas por metro cuadrado.[74] No obstante, en zonas residenciales la proporción puede variar mucho dependiendo de la proporción de materiales utilizados en cada localidad.[75]
V. Recomendaciones y posibles soluciones
A. Planificación para el manejo de residuos sólidos y de los escombros por desastre
La administración de Ricardo Rosselló preparó en el 2018 un Plan de Recuperación de Puerto Rico que abarca varios aspectos de la infraestructura de la Isla para lograr la transformación e innovación luego de la devastación.[76] En este plan de 531 páginas, que más bien parece un recuento de los eventos durante y después de María con fotos y citas del primer mandatario, se resumen las iniciativas para atender labores de reconstrucción y los costos aproximados.
Las posibles fuentes de financiamiento, que en su mayoría provienen de fondos federales de emergencia, posiblemente aumentarían la dependencia de la Isla en programas federales. Estas partidas federales no son recurrentes y están sujetas a un sinfín de condiciones del Congreso de los Estados Unidos de América. Este plan ha sido citado recientemente por funcionarios públicos en un simposio sobre la recuperación de la Isla, por lo que podemos inferir que se le está dando continuidad al mismo.[77]
En el apartado de acciones detalladas que contiene el Plan de Recuperación de Puerto Rico, específicamente en el punto NCR 8, se habla de aumentar la capacidad de los vertederos para disponer de los escombros resultantes de los huracanes, lo que resulta contradictorio con la legislación aprobada que busca reducir la dependencia de los vertederos.[78] Más adelante, propone el desví0 de escombros, como el material vegetativo, que puede ser convertido en composta.[79] Es absurdo que este plan señale como beneficio a la calidad ambiental el aumentar la capacidad de los vertederos, cuando la meta debe ser disminuir la dependencia de estos y apostar por aumentar el proceso de segregación de residuos para reciclarlos.
No obstante, en el punto NCR 11, se propone establecer a largo plazo un programa sostenible e integrado de manejo de los desperdicios sólidos.[80] Aquí se busca implementar un plan actualizado para atender el manejo de los escombros y los cambios en los flujos de residuos luego de que ocurran desastres, incluyendo el desvío de los residuos orgánicos y reciclables en los vertederos. Aunque se atienden brevemente las sugerencias que hemos señalado en este escrito, se habla de establecer, a largo plazo, programas que se deben estar atendiendo con premura. La situación crítica en la que se encuentra el sistema de manejo de los desperdicios sólidos en Puerto Rico quedó demostrada luego del paso de los huracanes en el 2017, y requiere atención inmediata.
- Desarrollo económico por medio del reciclaje y el reúso
Como parte de las soluciones que se deben proponer se encuentra el desarrollo económico post-desastre. Aunque sin duda alguna el paso de una amenaza natural es un suceso lamentable, también se puede convertir en una fuente de ingresos para algún sector de la economía. Esto se conoce como los efectos indirectos del reciclaje, y se basa en las actividades económicas relacionadas a los procesos de esta índole.[81] Esto incluye las industrias que abastecen de maquinaria y repuestos de piezas a las compañías encargadas de transformar y reciclar los materiales.[82] Como resultado, tendremos una industria dedicada a la venta de materiales reciclados, lo que abre un sector de la economía consciente con el ambiente. Es necesario hacer hincapié en que ningún programa de reciclaje va a ser exitoso si no se cuenta con empresas de reciclaje locales que estén capacitadas para recibir los materiales que se recolecten. Diversos expertos, como el ex director de la E.P.A. para Puerto Rico y el Caribe, Ing. Carl Soderberg, han señalado que este ha sido unos de los obstáculos para el éxito de los programas de reciclaje en la Isla, ya que se depende de la exportación de estos materiales, lo que nos hace vulnerables a los cambios repentinos del mercado.[83]
Ante los grandes retos que enfrenta Puerto Rico en temas ambientales, se hace imperativa la unión de voluntades y recursos para atender de manera responsable, a corto y largo plazo, la disposición de residuos sólidos luego del paso de un desastre natural. Cada desarrollo urbanístico y comercial debe planificar una disposición de residuos sólidos que vaya acorde con un plan de reúso y reciclaje agresivo, que redunde en el menor impacto posible en los rellenos sanitarios del país. La solución no puede ser alargar la vida de estos espacios donde se entierra la basura o identificar nuevas ubicaciones. Estas prácticas han provocado la contaminación de suelos y cuerpos de agua, como también han limitado el aprovechamiento de nuestros suelos para actividades recreacionales o comerciales.
No cabe duda de que existe el marco jurídico para aplicar política pública dirigida a preservar nuestros recursos naturales y a poner fin al problema de los vertederos mediante el reciclaje. No estamos ante un problema de falta de legislación, sino de una ejecutoria vaga —en algunos casos, inexistente— de las metas propuestas para disminuir la basura que llega a los vertederos municipales. Es imperativo que las agencias llamadas por ley a fiscalizar y ejecutar los planes propuestos tomen parte activa en este asunto.
De igual forma, las agencias federales como la E.P.A. y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (“U.S.D.A.”, por sus siglas en inglés), quienes tienen jurisdicción activa en este campo, deben tomar mayor acción a la hora de fiscalizar y ayudar a los municipios a cumplir con los planes de mitigación y reciclaje. Los municipios deben tener como norte aumentar los programas de reciclaje, obedeciendo la legislación vigente, al igual que al Gobierno estatal en cada una de sus dependencias. La falta de estas ejecutorias continuará redundando en la acumulación de basura en los vertederos, y que a su vez aumentará el sufrimiento de miles de familias que viven cerca de estos rellenos sanitarios. Son las comunidades como Garrochales en Arecibo y El Cielito en Toa Alta quienes tienen que sufrir todos los días los efectos de años de incumplimiento y la inacción de las agencias competentes.
Es hora de hacer valer las leyes y brindarles justicia a los residentes aledaños a los vertederos que emiten gases y lixiviados tóxicos, violando así los reglamentos sobre el manejo adecuado de los residuos sólidos. De igual forma, el resto de los ciudadanos merecen que se protejan los recursos naturales para su mejor aprovechamiento. No hace falta legislar, sino que es necesario ejecutar.
* El autor actualmente se encuentra en el tercer año de estudios conducentes a Juris Doctor en la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico, donde forma parte de la Clínica de Asistencia Legal sobre Derecho Ambiental. Posee un Bachillerato en Ciencias Políticas con una concentración en Teoría Política de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Rio Piedras. Además, ha investigado sobre el efecto de los desastres naturales en las tasas de suicidio en Puerto Rico.
[1] Véase Coraly Cruz Mejías, La crisis de la basura tiene a Puerto Rico cerca ‘del precipicio’, GLOBAL PRESS JOURNAL (16 de febrero de 2021), https://globalpressjournal.com/americas/puerto-rico/trash-crisis-leaves-puerto-rico-brink/es/.
[2] GENERACIÓN CIRCULAR, HACIA UNA ECONOMÍA CIRCULAR (2021), https://generacioncircular.org/wp-content/uploads/2022/08/GenC_Guia-de-Manejo_FINAL_V.1.1.pdf.
[3] Cesiach López Maldonado, Complicado escenario para los programas de reciclaje en algunos pueblos, PRIMERA HORA (27 de octubre de 2021), https://www.primerahora.com/noticias/gobierno-politica/notas/complicado-escenario-para-los-programas-de-reciclaje-en-algunos-pueblos/.
[4] GENERACIÓN CIRCULAR, supra nota 2.
[5] U.S. ENV’T PROT. AGENCY, PLANNING FOR NATURAL DISASTER DEBRIS (2019), https://www.epa.gov/sites/default/files/2019-05/documents/final_pndd_guidance_0.pdf; ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD, GESTIÓN DE RESIDUOS SÓLIDOS EN SITUACIONES DE DESASTRE (2003), https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/40790/residuos-completo.pdf?sequence=1&isAllowed=y.
[6] GENERACIÓN CIRCULAR, supra nota 2, en la pág. 14.
[7] Manejo de residuos, DRNA, https://www.drna.pr.gov/programas-y-proyectos/manejo-residuos/manejo-de-residuos/ (última visita 18 de octubre de 2022).
[8] Véase Las consecuencias de la contaminación ambiental: 1,7 millones de defunciones infantiles anuales, según la OMS, ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD (6 de marzo de 2017), https://www.who.int/es/news/item/06-03-2017-the-cost-of-a-polluted-environment-1-7-million-child-deaths-a-year-says-who.
[9] Véase Sin soluciones a la vista para atender la crisis de desperdicios sólidos, METRO, 19 de agosto de 2021, https://www.metro.pr/pr/noticias/2021/08/19/901406.html.
[10] ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD, supra nota 5, en la pág. 5, 14.
[11] Id. en la pág. 9.
[12] Gerardo E. Alvarado León, El estado de los vertederos se agravaría por las labores de recuperación luego de los huracanes, EL NUEVO DÍA (26 de marzo de 2019), https://www.elnuevodia.com/noticias/locales/notas/el-estado-de-los-vertederos-se-agravaria-por-las-labores-de-recuperacion-luego-de-los-huracanes/.
[13] Id.
[14] U.S. ENV’T PROT. AGENCY & FEMA, MUNICIPIOS MITIGANDO HOY PARA FUTUROS DESASTRES, https://www.epa.gov/system/files/documents/2021-09/gfx-es-solid-waste-management-in-puerto-rico.pdf (última visita 18 de octubre de 2022).
[15] GENERACIÓN CIRCULAR, supra nota 2, en las págs. 21-23.
[16] Id. en la pág. 52 (citando a AUSTL. GOV’T DEP’T OF CLIMATE CHANGE, ENERGY, THE ENV’T AND WATER, NATIONAL WASTE REPORTING 1 (2013), https://www.dcceew.gov.au/sites/default/files/env/resources/0a517ed7-74cb-418b-9319-7624491e4921/files/overview-organics_0.pdf).
[17] Residuos orgánicos, GENERACIÓN CIRCULAR, https://generacioncircular.org/residuos-organicos/ (última visita 16 de octubre de 2022).
[18] GENERACIÓN CIRCULAR, supra nota 2, en la pág. 89.
[19] Id.
[20] Id. (citando a U.S. ENV’T PROT. AGENCY, ADVANCING SUSTAINABLE MATERIALS MANAGEMENT: 2018 FACT SHEET 19 (2020), https://www.epa.gov/sites/default/files/2020-11/documents/2018_ff_fact_sheet.pdf).
[21] Id.
[22] Agencias ambientales y CSP realizan operativo de vertderos clandestinos, La Esquina (28 de junio de 2018) http://www.laesquina.com/web/ambiente/agencias-ambientales-y-csp-realizan-operativo-de-vertederos-clandestinos/.
[23] Id.
[24] GENERACIÓN CIRCULAR, supra nota 2, en la pág. 94.
[25] Ley de reciclaje y disposición de equipos electrónicos de Puerto Rico, Ley Núm. 18-2012, 12 LPRA § 8151 (2022).
[26] Id.
[27] Ley de la Autoridad de Desperdicios Sólidos en Puerto Rico, Ley Núm. 70 de 23 de junio de 1978, 12 LPRA §§ 1301-1318 (2014) (derogada 2018).
[28] Id. § 1305.
[29] Véase Ley para implementar el plan de reorganización del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de 2018, Ley Núm. 171-2018, https://bvirtualogp.pr.gov/ogp/Bvirtual/leyesreferencia/PDF/171-2018.pdf (última visita 21 de octubre de 2022).
[30] Véase Ley orgánica del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, Ley Núm. 23 de 20 de junio de 1972, según enmendada, 3 LPRA §§ 151-163 (2017 & Supl. 2022).
[31] Id.
[32] CONST. PR art. VI, § 19.
[33] Ley sobre política pública ambiental, Ley Núm. 416-2004, 12 LPRA § 8002(c)(b)(1)(J) (2022).
[34] Id. § 8002(c)(b)(4)(A).
[35] Id. §8006(b).
[36] Ley de municipios autónomos de Puerto Rico, Ley Núm. 81-1991, 21 LPRA §4054-4055 (2014 & Supl. 2018) (derogada 2020).
[37] National Emission Standards for Hazardous Air Pollutants: Municipal Solid Waste Landfills, 40 C.F.R. § 63.1930 (2020).
[38] María de los Milagros Colón, Se recicla poco y la mitad va al vertedero, METRO, 25 de abril de 2019, https://www.metro.pr/pr/noticias/2019/04/25/se-recicla-poco-y-la-mitad-vuelve-al-vertedero.html.
[39] Id.; Ley para la reducción y el reciclaje de desperdicios sólidos en Puerto Rico, Ley Núm. 70-1992, 12 LPRA § 1320b (2022).
[40] Véase Exposición de motivos, Ley para la reducción y el reciclaje de desperdicios sólidos en Puerto Rico, Ley Núm. 70-1992, 1992 LPR 316-19.
[41] Id.
[42] U.S. ENV’T PROT. AGENCY, La labor de la EPA para atender el tema de vertederos y rellenos sanitarios de Puerto Rico (septiembre 2016), https://www.epa.gov/sites/default/files/2016-09/documents/puerto_rico_landfills_fact_sheet_final_spanish_translation_0.pdf.
[43] Id.
[44] Id.
[45] Gerardo E. Alvarado León, Estudio revela que a los vertederos les quedan de dos a cuatro años de existencia, EL NUEVO DÍA (25 de marzo de 2019), https://www.elnuevodia.com/noticias/locales/notas/estudio-revela-que-a-los-vertederos-les-quedan-de-dos-a-cuatro-anos-de-existencia/.
[46] Id.
[47] Véase la R. del S. 1027 de 27 de marzo de 2019, 5ta. Ses. Ord., 18va Asam.
[48] López Maldonado, supra nota 3.
[49] Id.
[50] Id.
[51] Id.
[52] Id.
[53] U.S. ENV’T PROT. AGENCY & FEMA, MUNICIPIOS MITIGANDO HOY, supra nota 14.
[54] Id.
[55] Id.
[56] Gerardo E. Alvarado León, Comunidades de Arecibo siguen luchando para clausurar el vertedero municipal, EL NUEVO DÍA (11 de febrero de 2022), https://www.elnuevodia.com/noticias/locales/notas/comunidades-de-arecibo-siguen-luchando-para-clausurar-el-vertedero-municipal/.
[57] Id.
[58] Consent Decree, United States of America v. Landfill Technologies of Arecibo Corp., No. 3:14-cv-01438 (D.P.R. 31 de marzo de 2015).
[59] Véase Resolución RCRA sobre el Vertedero de Toa Alta, E.P.A., agosto 2022, en la pág. 3 https://www.epa.gov/system/files/documents/202208/Toa%20Alta%20Comment%20Summary%20and%20Response%208%20August%202022%20Spanish%20FINAL.pdf.
[60] AUTORIDAD DE DESPERDICIOS SÓLIDOS, PLAN ESTRATÉGICO PARA EL MANEJO DE LOS RESIDUOS SÓLIDOS EN PUERTO RICO (2003).
[61] Id. en la pág. 4.
[62] Id.
[63] Id.
[64] Manuel Guillama Capella, El DRNA espera poder evitar la acumulación de desperdicios en los vertederos tras el paso de Fiona, El Nuevo Día, 30 de septiembre de 2022, https://www.elnuevodia.com/noticias/locales/notas/el-drna-espera-poder-evitar-la-acumulacion-de-desperdicios-en-los-vertederos-tras-el-paso-de-fiona/.
[65] ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD, supra nota 5, en la pág. 1.
[66] Id.
[67] Alvarado León, Estudio revela que a los vertederos les quedan de dos cuatro años de existencia, supra nota 45.
[68] Véase Gretchen Fournier, Puerto Rico y su vulnerabilidad ante el cambio climático, SIERRA CLUB, 15 de octubre de 2021, https://www.sierraclub.org/ecocentro/blog/2021/10/puerto-rico-y-su-vulnerabilidad-ante-el-cambio-clim-tico-puerto-rico-and-its.
[69] Guillama Capella, supra nota 64.
[70] Id.
[71] Dánica Coto, Puerto Rico lucha por llegar a zonas incomunicadas por el huracán Fiona, Orlando Sentinel, 22 de septiembre de 2022, https://www.orlandosentinel.com/espanol/huracanes/os-ex-puerto-rico-huracan-fiona-desastre202209223fiarvo7fjh4nimsslglg7khmq-story.html.
[72] ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD, supra nota 5, en las págs. 52-57.
[73] Id. en las págs. 27-28.
[74] Id. en la pág. 29.
[75] Id.
[76] OFICINA CENTRAL DE RECUPERACIÓN, RECONSTRUCCIÓN Y RESILIENCIA, TRANSFORMACIÓN E INNOVACIÓN LUEGO DE LA DEVASTACIÓN: UN PLAN DE RECUPERACIÓN ECONÓMICA Y DE DESASTRES PARA PUERTO RICO (2018) https://recovery.pr.gov/documents/transformation-innovation-final.pdf.
[77] La Liga de Ciudades de Puerto Rico, Conversatorio: Pilares para el Desarrollo y Financiamiento de Proyectos para el Manejo integral de Residuos Sólidos (8 de octubre de 2021), https://www.youtube.com/watch?v=SHSBI-z9D94.
[78] Véase OFICINA CENTRAL DE RECUPERACIÓN, RECONSTRUCCIÓN Y RESILIENCIA, supra nota 76, en la pág. 385.
[79] Id. en la pág. 386.
[80] Id.
[81] Véase GENERACIÓN CIRCULAR, supra nota 2, en la pág. 12.
[82] Id.
[83] Véase Sin soluciones a la vista para atender la crisis de desperdicios sólidos, METRO (19 de agosto de 2021), https://www.metro.pr/pr/noticias/2021/08/19/901406.html.